El poder de hablar para procesar las emociones
La posibilidad de hablar nuestras experiencias y emociones ayuda de gran manera a que podamos procesarlas. Se dice en psicología "lo que no se habla se vuelve síntoma".
Muchas veces hacemos cosas que no sabemos y no entendemos por qué y cómo lo hicimos, siendo como respuestas automáticas y que a veces no corresponden o no son buenas respuestas a la situación. Esto puede ser desde el comer por ansias, que cierto tipo de personas nos caigan mal, responder mal sin querer o pensar cosas que no deberíamos, conductas extrañas, miedos incomprensibles, etc. Por lo general cuando sucede esto, muchas veces quedamos extrañados o pensativos y otras veces nos sumergimos solamente en lo que sucedió sin cuestionarnos mucho el porqué, pero queda una molestia de que algo raro pasa.
En nuestra historia individual pasan cosas que van normando o dando pautas que iremos repitiendo una y otra vez o, por el contrario, trataremos de alejarnos de estas pautas. Esto lo podemos ver como por ejemplo cuando tenemos miedos injustificados o muy potentes y no son realmente una amenaza que amerite tanta angustia, o cuando repetimos conductas que eran de nuestros padres o abuelos aun cuando nos molestan, e igual lo hacemos inconscientemente e incluso con las mismas formas y maneras de como lo hacían ellos.
Esto nos da para pensar por qué hacemos cosas así si no lo queremos, no nos gustan o nos angustian demasiado. Una buena forma para poder comprender esto es el lograr cuestionarnos e interesarnos por descubrir qué es lo que nos pasa en estos momentos, pero lograrlo no es tarea fácil: tenemos que luchar contra muchas barreras que nosotros mismos vamos poniendo para poder acceder al porqué de todo esto.
Una forma de romper estas barreras y comprender lo que nos sucede es hablando, pero para esto hay que ser sinceros con nosotros mismos y aceptar lo que nos ha ocurrido. Existiendo esta apertura a nuestra historia de vida y experiencias podemos encontrarnos que al pensarlo y aceptarlo nos puede dar rabia, miedo, vergüenza e incluso asco, entre otros, y esto se convierte en una barrera para poder pensar.
Hablar las cosas para algunas personas es fácil y en otras es un verdadero campo de batalla contra uno mismo e incluso en algunas ocasiones queremos decirlo y lo tenemos "en la punta de la lengua", pero no puede salir, como si se trabara algo, o incluso a algunos se nos "aprieta el pecho" al solo pensar lo que nos sucede y tenemos que dar una vuelta gigante para poder decir algo que al parecer es muy simple.
Es aquí donde quiero que nos detengamos a pensar. ¿Por qué me cuesta tanto decir esto?, ¿que relación tiene con mi vida para que no pueda ser dicho (o pensado)?. Es por esto que los invito a pensar y hablar eso que no sabemos, eso que nos cuesta mucho decir, aunque sea difícil ya que al entender el porqué hacemos las cosas, decimos o pensamos ciertas cosas podemos ser más libres de hacer y reaccionar de distintas maneras, y de formas más creativas que a las que reaccionamos automáticamente.
Démonos los espacios para pensar, para cuestionarnos, y poder hablar lo que nos ocurre y lo ocurrido en nuestras vidas.
Psicólogo Sebastián Bustos
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En este mundo donde existen muchas personas tóxicas, chismosas, manipuladoras, perversas, sectas religiosas, etc. Se nos hace difícil se "selectivos" para hablar de nuestras cosas que son difíciles como dices allí. Hoy en día, solo hablo con Dios, mi esposo y una hermana
Estimado mi problema y perdida de sentido a la vida es por el fallecimiento de mi hijito , nada me llama la atención ,nada me alegra , estoy cayendo en una depresión enorme.