Escuchar, la mejor manera de reconocer las emociones ajenas

La 'escucha activa' la aplicamos cuando nos concentramos en nuestro interlocutor, comprendemos lo que nos está diciendo (más allá de las palabras), somos capaces de interpretar el mensaje con nuestras propias palabras (parafrasear) y aportamos respuestas o soluciones, de acuerdo a lo que nos ha comunicado.

Esta habilidad social es toda una técnica desarrollada por mediadores en conflictos, psicólogos y líderes organizacionales, pues está comprobado que a partir de una escucha activa se obtiene información relevante para la toma de decisiones, se genera un vínculo emocional importante con la otra persona y se pueden aportar elementos para el cambio de conductas o pensamientos. 

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Si quieres saber cómo se siente alguien de tu entorno, te recomendamos cerrar los ojos y usar la escucha activa. Sí, porque las personas tienden a leer las emociones de otros de forma más precisa cuando solo escuchan y no miran, de acuerdo a una investigación publicada por la Asociación Psicológica Americana (APA).

"Las ciencias sociales y la biología a lo largo del tiempo han demostrado el profundo deseo de los individuos por conectar con otros y la gama de habilidades que la gente posee para discernir entre las emociones y las intenciones. Pero la realidad es que las personas generalmente perciben de manera imprecisa las emociones ajenas", dice el autor Michael Kraus, doctor de la Universidad de Yale.

"Nuestra investigación sugiere que fiarse de una combinación de pistas vocales y fáciles, o solamente de pistas faciales, puede no ser la mejor estrategia para reconocer de forma precisa las emociones o las intenciones de los demás".

La escucha activa se entrena

No basta con apagar el celular para centrarse en una conversación (aunque sí es un paso importante). Para mantener una escucha activa, son necesarias las siguientes condiciones:

1. No juzgar: Puede que lo que la otra persona te esté contando te resulte escandaloso, impropio o vaya en contra de tus propios valores; pero si esa persona confía en ti y quiere hablarlo, permítele llegar hasta el final sin interrupciones. Puedes dar tu opinión de forma respetuosa, dejando claro que no estás de acuerdo pero que esto no implica un rechazo frontal a todo lo que ha dicho. Puedes, incluso, rescatar los puntos en los que están de acuerdo y continuar por ahí la conversación. Esto permite reenfocar el diálogo hacia el tema central de interés de tu interlocutor. 

2. No soluciones el problema. Cuando una persona nos busca para contarnos un problema, puede que no esté esperando un consejo sabio; simplemente quiere desahogarse y encontrar un hombro dispuesto a escuchar. Si te piden consejo puedes darlo pero si no, aprende a escuchar y no te pongas tú misma(o) como ejemplo. No le restes protagonismo a la otra persona. 

3. No rechaces las emociones. En la comunicación cuentan tanto las palabras como los gestos, las posturas, los silencios, las inflexiones de voz, es decir, la comunicación no verbal. No caigas en la tentación de decirle a la otra persona que "no es para tanto", o que deje de "preocuparse". Para esa persona es importante lo que está contando y, en esa medida, merece respeto y confianza. 

4. Aprende a parafrasear para generar más empatía. En muchas conversaciones es importante retomar el hilo central porque es fácil dispersarnos. El recurso de parafrasear es útil porque permite repetir, con tus propias palabras, lo que el otro ha dicho y así permitirle reflexionar si se ha expresado con claridad, si ha sido malinterpretado o si su tema puede tener otro punto de vista.

Volviendo al estudio de Kraus, que mencionábamos al principio, la "escucha activa" permite agudizar el oído para interpretar lo que el otro está expresando, más allá de sus gestos. Según el investigador:

• Tenemos más práctica usando expresiones faciales para esconder las emociones.
• Tener más información no siempre mejora la precisión. En el mundo de la psicología cognitiva, involucrarse en dos tareas complejas simultáneamente (como ver y escuchar) daña el desempeño de la persona en ambas labores.

Para el investigador, existe al menos una lección clara: "escuchar importa". Y agrega: "Cuando realmente consideramos lo que las personas dicen y las formas en que lo dicen, creo que esto lleva a mejorar el entendimiento de otros en el trabajo o en tus relaciones personales".

Elementos a tener en cuenta en la escucha activa

• Contacto visual: es vital para que ambos se sientan conectados en la conversación
• Postura corporal: no es lo mismo hablarle a alguien que parece abatido y con los brazos cruzados, que a alguien que se sienta erguido y con la cara dispuesta para entender y responder.
• Asentir no es suficiente. Escuchar no consiste en decir "sí" con la cabeza continuamente. Implica emitir palabras o frases que sirvan de refuerzo a lo que se está hablando y hacer preguntas para entender mejor el contexto
• No interrumpir. Es muy molesto que la otra persona corte constantemente nuestra intervención. A veces lo hace con buena intención, intentando terminar nuestra frase pero esto genera la sensación de que quiere terminar rápido la conversación. 

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