Las experiencias traumáticas como origen del trastorno de personalidad múltiple
Un nuevo estudio haría más creíble la idea de que el trastorno disociativo de la personalidad surge a partir de traumas infantiles.
Un gusto por las fantasías, una tendencia a sugestionarse en exceso o –derechamente—una simulación. Hasta ahora muchos profesionales de la salud mental siguen atribuyendo el origen del trastorno de personalidad múltiple, más conocido en la actualidad como trastorno disociativo de la identidad, a una de estas tres causas.
Sin embargo, un nuevo estudio realizado por académicos del King's College London desvela que las experiencias traumáticas en la infancia temprana podrían ser el más fuerte motivo por el cual algunas personas padecen una disociación de índole patológica.
Pero, ¿qué es un trastorno disociativo? Dicho síndrome se caracteriza por la presencia de dos o más identidades o estados de la personalidad distintivas, cada una de las cuales posee su propia percepción del entorno y de ellas mismas.
Dicho trastorno suele ser identificado luego de que la persona ha recibido varios diagnósticos errados previamente, asociando su dolencia con la esquizofrenia o con el trastorno bipolar.
Se cree, además, que afecta al 1% de la población mundial.
Según el portal Science Daily, "algunos expertos argumentan que el trastorno disociativo está vinculado a traumas tales como abandono emocional crónico y/o abusos emocionales, físicos y sexuales desde la temprana infancia".
Por eso un grupo de investigadores publicó un estudio en Acta Psychiatrica Scandinavica, en el cual desafían la idea de que este trastorno tiene un origen fantasioso por parte del consultante.
En palabras de su autora líder, la doctora Simone Reinders:
"Nuestros hallazgos se corresponden con la investigación en otras áreas de la psicología y la psiquiatría, las que implican cada vez más al trauma con trastornos de salud mental tales como la psicosis, depresión y ahora, con el trastorno disociativo de identidad".
El método
Los académicos compararon las respuestas de varios cuestionarios entregadas por un total de 65 mujeres, entre las que destacaban 4 grupos:
- Las que tenían un diagnóstico real de trastorno disociativo (Grupo 1).
- Las que eran actrices fingiendo sufrir un trastorno disociativo (Grupo 2).
- Las que sufrían un trastorno de estrés post-traumático (Grupo 3).
- Las del grupo de control (Grupo 4).
Los cuestionarios medían experiencias traumáticas, niveles de sugestión, tendencia a fantasear y el hecho de fingir una enfermedad con síntomas psiquiátricos.
Los principales hallazgos fueron los siguientes:
- Los pacientes del Grupo 1 no fueron más tendientes a fantasear, sugestionarse o generar recuerdos falsos que los del Grupo 2, Grupo 3 y Grupo 4.
- En los cuatro grupos existieron varios síntomas vinculados a hechos traumáticos. Sin embargo, los puntajes más altos estuvieron en los pacientes con trastorno disociativo, seguido por los puntajes de los pacientes con trastorno de estrés post-traumático. Los más bajos, en el grupo de control.
En este sentido, la doctora Simone Reinders concluye que "finalmente esto podría llevar a diagnósticos y tratamientos más rápidos para pacientes, y un mayor reconocimiento del trastorno disociativo como un trastorno de salud mental."
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