Comunicación Asertiva

La comunicación asertiva se trata específicamente de decir lo que deseo de forma precisa y concisa. Tiene que ver con cómo expreso mis sentimientos, ideas, deseos y emociones, todo esto desde el marco del respeto para contrastar, debatir o argumentar mis opiniones, pero nunca amenazando a los demás. Para ser asertivo tengo, en primer lugar, que saber relacionarme conmigo mismo, y desde ahí puedo relacionarme asertivamente con otros, en tanto en el ámbito familiar como laboral.

Y es que esta asertividad resulta complicada, ya que al momento de querer expresarnos, muchas veces no lo hacemos de manera adecuada, ya sea de manera explícita o implícita. Muchas veces nos manifestamos pasivamente, dejándonos pasar a llevar o no diciendo lo que nos pasa realmente. Otras veces comunicamos impulsivamente, o de forma agresiva, lo que nos lleva a pasar los límites del otro, hiriéndolos o haciéndolos sentir mal. De una u otra forma, no estamos siendo asertivos, no estamos generando una comunicación asertiva que nos permite transmitir adecuadamente lo que sentimos.

Es entonces la empatía, que tiene que ver con la comprensión y el respeto, y la escucha activa, elementos imprescindibles a la hora de comunicarnos y expresar los mensajes de forma clara y directa. Y para esto, no solo es importante lo que decimos expresamente y como lo hacemos (El tono, entonación, velocidad y volumen), sino que también la comunicación no verbal (A través de movimientos, gestos y expresiones faciales), viene a tomar un importante rol.

El ser honestos, congruentes y coherentes nos permitirá desarrollar aún mejor esta habilidad social, para la que todos tenemos el potencial de poner en práctica. Puede que no nos resulte de inmediato, pude que nos equivoquemos nuevamente, pero lo importante es intentarlo, ponerlo en práctica, y tratar de hacerlo lo mejor posible de forma consciente.

Cuando nos veamos enfrentados a situaciones o personas no deseadas, va resultar gratificante el poder comunicar de forma asertiva lo que me pasa. Respetando mi propio sentir y el del otro, validando las distintas realidades, y diferencias.

Esto ayuda a mi autoconocimiento, a mi autoestima y a un vivir más auténtico en el mundo, desde donde puedo ser yo mismo, y puedo ser un aporte para otros.

Te invito a poner en práctica esta habilidad, y verás cómo podrás desenvolverte de mejor manera contigo mismo y con los demás.

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