De terapia cognitivo-conductual, bochornos y unas llamadas
Aunque parezca extraño, estos tres elementos se conjugaron en un nuevo estudio para entregar soluciones de bajo costo a mujeres que viven la menopausia.
¿Qué tienen que ver la terapia cognitivo-conductual, los bochornos sufridos habitualmente por las mujeres durante la menopausia y el hecho de hacer algunos llamados telefónicos? Parece un disparate si se plantea así, pero un estudio publicado en JAMA Internal Medicine le da un sentido de gran valor para el bienestar de una parte de la población.
En la investigación participó la doctora Katherine Guthrie, miembro del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, Estados Unidos, quien concluyó a partir de su trabajo que las terapias cognitivo-conductuales realizadas vía telefónica redujeron significativamente el grado en que los bochornos, o síntomas vasomotores, afectaban el funcionamiento diario de las mujeres con menopausia.
Pero más importante fue averiguar que, al hablar por teléfono con un coach del sueño y elaborar un 'diario de sueño nocturno', este grupo de mujeres mejoró de manera importante la calidad del sueño, además de reducir sus niveles de insomnio.
Si eres hombre, o mujer que todavía no ha pasado por ninguna de las fases de la menopausia, quizás no entiendes cabalmente la relevancia de este descubrimiento. Guthrie lo explica mejor:
"La mayoría de las mujeres experimentan bochornos nocturno y problemas para dormir en algún punto durante su transición menopáusica. Un mal dormir lleva a fatiga diurna, mal humor y baja productividad de día. Cuando los problemas de sueño se vuelven crónicos –como habitualmente sucede—también existe una serie de consecuencias físicas negativas, las cuales incluyen un aumento en el riesgo del aumento de peso, diabetes y enfermedades cardiovasculares".
Considerando todo esto, saber que un par de contactos telefónicos con un experto pueden ayudar tanto tiene una importancia mayúscula:
- Por un lado, se trata de un tratamiento de muy bajo costo y que puede ser implementado sin mayores complejidades en diversos centros de salud.
- Por otro lado, es una alternativa ideal para aquellas mujeres que se rehúsan a ingerir pastillas para dormir o a seguir terapias hormonales para el insomnio y los bochornos.
Método
La prueba clínica involucró a más de 100 mujeres del área de Seattle, en Estados Unidos, todas entre 40 y 65 años de edad, con insomnio moderado y que experimentaban al menos dos bochornos al día.
A todas las mujeres se les pidió elaborar diarios para documentar sus patrones a lo largo del estudio y valorar la cantidad, frecuencia y severidad de sus bochornos al inicio del estudio, a las ocho semanas y a las 24 semanas.
Una mitad de las mujeres fue seleccionada al azar para formar parte en una intervención de terapia cognitivo-conductual que involucró hablar con un coach del sueño por menos de media hora, seis veces durante un periodo de ocho semanas.
La idea era llegar al punto en que las mujeres estimaran de manera consistente que habían dormido al menos el 85% del tiempo que estuvieron en la cama. Con esta intención se hizo lo siguiente:
- Debían seguir horarios específicos para despertarse y dormirse.
- Se les enseñó el límite de tiempo que debían pasar en la cama por la noche.
- Conocieron reglas de "control de estímulos", las que están diseñadas para fortalecer la asociación entre la cama y el sueño. Ejemplo: no debían usar la cama para nada más que dormir y tener sexo.
- Recibieron un cuaderno educacional sobre menopausia e información sobre cómo dormir normalmente cambia con la edad.
- Aprendieron a crear rutinas a la hora de ir a la cama, como apagar los aparatos electrónicos al menos media hora antes de ir a la cama, no tomar café o alcohol después de cenar y bajar levemente la temperatura de sus dormitorios.
- Fueron capacitadas en una técnica llamada "preocupación constructiva", con el fin de aplicarla cuando tuvieran pensamientos que les impidieran dormirse en la noche.
La otra mitad de las mujeres fueron asignadas a una intervención de control de la educación menopáusica. Estas participantes también hablaron con un coach del sueño con la misma frecuencia y duración que el otro grupo; crearon un diario de vida semanal sobre sus rutinas de sueño; contaron con cuadernos educacionales sobre menopausia; y adicionalmente recibieron información sobre dietas, ejercicios y la salud de la mujer.
¿Conclusión? Los principales resultados del estudio fueron que las mujeres en el grupo de terapia cognitivo-conductual experimentaron mejoras estadísticamente significativas, clínicamente representativas, sostenidas y a largo plazo en su sueño, en comparación a las mujeres en el grupo de educación menopáusica.
¿Te interesaría conocer más sobre la terapia cognitivo-conductual? Contacta a alguno de los psicólogos que aparecen en este enlace y envíales una solicitud de cita para hablarlo en su consulta.
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