Para enfrentar el estrés…algunas formas
Aquí hay un listado de algunas técnicas que pueden ser útiles a la hora de afrontar el estrés diario.
Es útil saber que los síntomas somáticos relacionados con el estrés, como dolor de cabeza o dolor de estómago como descarga de una emoción negativa, en un principio nos permiten autorregularnos. Si perseveramos en este comportamiento, la armonía general del organismo falla.
Sin embargo, aprender a reconocer los primeros síntomas, simplemente escuchando a tu cuerpo y divirtiéndote recuperando cuál es el pensamiento que desencadena todo esto, es la clave para poder cambiar el comportamiento y el pensamiento y, en consecuencia, reducir el estrés.
Advertencia: el estrés no solo es negativo y disfuncional, el estrés también permite una cierta activación del cuerpo para poder afrontar los obstáculos y desafíos diarios.
Por ejemplo, veamos nuestro sistema inmunológico. Si no fuera empujado todo el tiempo y "sometido a estrés", no funcionaría tan bien.
Necesita un poco de estrés saludable para mantenerse activo y receptivo.
Así que ten cuidado de condenar todo el estrés.
La situación de control constante de nosotros mismos, de los demás y del entorno externo, provoca un gran estrés.
¿Qué pasa si tratamos de ser más suaves con nosotros mismos?
La idea de manejar el estrés en sí misma también es disfuncional.
No hay nada que gestionar o controlar, hay que actuar y cambiar.
El pensamiento subyacente a la situación en cuestión: ¿Ir a trabajar te estresa? ¿Te relajás solo los fines de semana? Quizás te estás olvidando de que estás viviendo la vida incluso cuando vas al trabajo, no solo cuando te divertís el fin de semana. Sin embargo, si ya has identificado que el fin de semana es un momento relajante y sin estrés, ¡ya estás un paso por delante!
Al hacer esto, podés comenzar a planificar tu semana, incluidas algunas actividades que disfrutás todos los días (caminar, leer, hornear un pastel, ver a un amigo).
"¡Eh, pero no tengo tiempo!" De hecho, comprate un buen diario e intentá planificar bien tus días y encontrarás que tenés mucho más tiempo del que pensabas.
Al anotar los compromisos y momentos de ocio, tu cabeza estará menos ocupada teniendo que pensar qué hacer y cuándo y cómo, por lo tanto menos estrés.
Practica actividad física, porque cuando hacés deporte, producís endorfinas y movés diferentes hormonas, que contrarrestan el aumento de cortisol, por lo tanto, menos estrés.
Si podés, también podrías realizar actividades junto a otras personas (grupos de caminantes, cursos en el gimnasio o en la piscina), ya que la energía que se crea cuando estás con otras personas actúa como factor protector del estrés.
Una risa, una broma, un compartir producen oxitocina, que también contribuye a reducir el estrés.
Y así, quizás, también comenzás a burlarte más de vos mismo, a ser más suave con vos mismo, a controlar menos todo lo que sucede a tu alrededor y quizás empezás a dejarte llevar por lo que te pasa, no necesariamente por oponerse, sino por intentarlo. aceptar la situación tal como es. Y así el estrés se reduce un poco más.
Si intentás dar estos pequeños pasos, cada evento que te suceda puede ser más ligero y, sin embargo, tendrás más energía para enfrentarlo.
Si ya podés hacer todo esto, podrías pasar al siguiente nivel y comenzar a trabajar en vos mismo y en los pensamientos que producís.
¿Cómo escucho mis pensamientos?
- Comencemos haciendo un poco de silencio.
- Empezamos a centrarnos en pequeños gestos diarios. Respiramos cada momento de nuestra vida. Sin embargo, casi siempre lo ignoramos.
- Comenzamos a llamar la atención sobre nuestra respiración, simplemente tratando de visualizar, oler y / o sentir el aire entrando por la nariz, cómo lo sentís, cómo pasa por tu garganta y luego baja hacia tu pecho. Nuevamente, cuando ingresa a los pulmones.
Empecemos así. Una vez que el aire está completamente dentro, podemos tomar una gran respiración profunda y comenzar a dejar salir todo el aire, que ahora se ha vuelto más cálido, más denso, más oscuro o más claro. Depende de vos decidir. Tu cerebro disfrutará dándole matices de tonalidad, ligereza o pesadez a este aire, que es el que respiramos todos los días, pero tomará una forma completamente diferente.
Solo este ejercicio, hecho 10 minutos al día, te ayudará a calmarte, relajarte, recuperar energías y tranquilizarte.
Solo así será posible identificar los pensamientos disfuncionales recurrentes que te hacen aumentar la tensión y el estrés.
- Si podés identificarlos vos mismo, podés escribirlos en un diario. Así tendrás la oportunidad de sacar a relucir la emotividad que sigue a estos pensamientos.
Escribir un diario personal te permite liberar tensiones y poder releer tus pensamientos más difíciles de erradicar y las situaciones más difíciles de afrontar.
Después podés leerlos como un actor prepara su guión, es decir, dándole todos los matices que quieras, desde los más serios hasta los más humorísticos, de lo que has escrito.
Es muy divertido y también muy creativo. Verás cómo la emoción seguirá la elección de la entonación, la voz, los gestos y la expresividad que hayas decidido dar.
- No olvides tu creatividad, en todas sus formas. Si te gusta producir, producí; si te gusta bailar, bailá; si te gusta hacer un postre, ve a cocinar.
La vida se compone de pequeños momentos y siendo solo tuyo, es inteligente hacerlos lo más divertidos posible. De esta forma, cuando llegue la situación o evento estresante y difícil (porque llega, y cómo llega), tendrás más energía para afrontarlo. ¡Poco pero seguro!
Además, no olvidemos que una dieta equilibrada y personalizada, por tanto creada a partir de las necesidades del individuo, es fundamental porque ayuda al organismo a afrontar el estrés, protegiéndolo y aportándole toda la energía necesaria para afrontar cada actividad.
Bibliografía
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