Si sientes que tus emociones te controlan

Comienza el día y te levantas por la mañana del mismo lado de la cama que el día anterior.

Vas al baño, te lavas los dientes con la misma mano de siempre y te duchas pensando en los mismos asuntos del ayer.

Vas a la cocina, buscas una taza y te sirves el café del mismo modo en que lo has hecho durante meses.

Sales de casa, tomas la misma ruta hacia tu trabajo, y luego regresas 8 horas más tarde para seguir repitiendo el mismo patrón que llevas ejecutando durante años.

Te tiras en el sofá, te pones a descansar, y comienzas a notar como la misma sensación de hace meses atrás sigue presente en tu cuerpo.

Tendido allí, se genera un apagón en la ciudad. Te quedas sin luz, sin televisión, sin distracción.

Molesto por la situación, emerge tu ira, miras el vaso que tienes a tu derecha y lo arrojas contra la pared.

Pasa el momento, y en plena oscuridad comienzas a pensar: "¿por qué soy así? ¿Qué está mal con mi vida? ¿Por qué nada puede cambiar?"

Internamente, sin querer escuchar, otra parte de ti comienza a pensar: ¿Cómo que por qué nada puede cambiar? ¿Cómo que por qué la vida es así? Llevas pensando, sintiendo y viviendo del mismo modo que hace 10 años atrás. La vida cambia, cuando tú realmente cambias.

Lo que ocurre, es que lo esencial es invisible a nuestros ojos.

Comenzamos a concebir nuestra vida en función del estado emocional en que nos encontramos.

Si nos hallamos en un estado de gratitud, comenzamos a ver la vida bajo los lentes de la abundancia.

Si nos encontramos en un estado de tristeza, comenzamos a ver la vida bajo los lentes de una posible perdida.

Cuando llevamos tanto tiempo en los mismos patrones emocionales del ayer, comenzamos a formar una identidad en base a ello.

Nos escondemos detrás de una emoción y justificamos nuestros actos en base a la vida que nos ha tocado pero que en realidad nosotros mismos hemos creado.

La buena noticia es que esto lo podemos cambiar, y sobre todo, aprender a utilizar.

Cuando experimentas una emoción por un corto periodo de tiempo es un estado emocional.

Cuando experimentas una emoción por unos cuantos meses se convierte en un temperamento.

Cuando la emoción está presente durante años se transforma en un carácter.

Y cuando la emoción ya es algo inherente a tu vida es cuando la comienzas a defender como parte de tu identidad.

Lo importante, es tomar conciencia de que no eres el estado en el que te encuentras ni la vida es tal cual como la estás percibiendo.

Lo importante, es que del mismo modo en que tienes la capacidad de entrar en ese estado también tienes la capacidad de salir de él.

¿Técnicas? Hay muchas y de distinto tipo. A continuación te dejo dos.

Respiración Diafragmática

1) De pie o acostado boca arriba, inspira por la nariz entre 3 – 5 segundos focalizando tu atención en el aire que infla tu estomago.

2) Exhala por la boca entre 6 – 8 segundos permitiendo que tu estomago baje conforme el aire sale de tu cuerpo.

3) Repite el proceso entre 3 – 5 ciclos.

Caja de respiración

1) Inspira desde tu diafragma durante 4 segundos mientras visualizas una caja y focalizas tu atención en el aire que entra por tu nariz.

2) Haz una pausa durante 4 segundos conteniendo tu respiración.

3) Expulsa el aire por tu nariz durante 4 segundos mientras descansas tu atención en la expulsión.

4) Haz otra pausa de 4 segundos.

5) Repite el proceso entre 1 – 3 ciclos.

La respiración es la única función del cuerpo humano con la cual podemos tomar un gran control. Por lo cual, aprender a gestionar nuestras emociones desde allí es uno de los primeros pasos que podemos dar.

Con estas técnicas, nuestro estado mental así como las impresiones de la vida que tenemos en ciertos momentos, limpiaran los lentes con los que percibimos una situación en particular.

Y tú, ¿con qué lentes percibes tu realidad?

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