¿Qué es el autismo?
El autismo es un trastorno neurológico complejo que afecta la capacidad de comunicarse e interaccionar con otras personas. Es el más conocido de los trastornos generalizados del desarrollo (TGD), que por este motivo también se denominan trastornos del espectro autista (TEA). Este trastorno neuropsiquiátrico es considerado crónico y se presenta en cualquier grupo racial, ético y social, pero es cuatro veces más frecuente en niños que en niñas. Generalmente se diagnostica a los tres años, pero las últimas investigaciones han permitido que en algunos casos se logre detectar a los seis meses.
El autismo tiene diversas manifestaciones clínicas y causas orgánicas, y afectan de distinta manera y grados de intensidad a cada individuo. Es por eso que dos personas con el mismo diagnóstico pueden comportarse de manera completamente distinta.
La incidencia de autismo a nivel mundial es de tres a seis niños de cada 1.000 y en casi el 70 por ciento de los casos también se presenta con una discapacidad intelectual.
¿Cuáles son las causas del autismo?
En la actualidad, se desconocen las causas exactas que generan autismo, pero sí está asociado a la suma de factores tales como genéticos, al consumo de ciertos medicamentos durante el embarazo y a causas ambientales y biológicas.
- Factores genéticos: Se ha comprobado que en los gemelos idénticos si uno tiene autismo el otro hermano tiene cerca de un 90 por ciento de probabilidades de tener también este trastorno. En el caso de que haya alguien en la familia con autismo, el porcentaje de que nazca otro con la misma condición es de un 20 por ciento.
- Factores neurológicos: En los pacientes diagnosticados con autismo se han encontrado alteraciones neurológicas. De hecho, la epilepsia está asociada a este trastorno.
- Factores bioquímicos: También se han detectado alteraciones en los niveles de ciertos neurotransmisores como serotonina y triptófano.
- Factores ambientales: La exposición a metales pesados y otras sustancias tóxicas durante el embarazo puede afectar el desarrollo neuronal del feto generando alteraciones como el autismo.
¿Cuáles son los síntomas del autismo?
- Interacción social deficiente: Se puede detectar en los primeros años de vida cuando el bebé se muestra indiferente con su entorno, o cuando enfoca su atención por un periodo prolongado sobre un mismo objeto. También pueden no responder a su nombre y evitar el contacto visual.
- Dificultades para comunicarse: Puede ser ausencia absoluta del lenguaje, no comunicarse con expresiones ni gestos, hablar pero sin una coherencia, repetir palabras o ignorar al interlocutor.
- Falta de empatía: Dificultades para interpretar las emociones de otras personas, no entienden pautas sociales ni conductuales.
- Realizan movimientos repetitivos: Pueden balancearse o mecerse en forma compulsiva. También puede llevar a autoagredirse.
- Problemas para asimilar cambios: Salir de la rutina les produce ansiedad. El cambio de ambiente los altera.
- Incapacidad de autoreconocimiento: Se pueden dirigir a sí mismos en tercera persona. Por ejemplo, en vez de decir tengo hambre dirán Pedro tiene hambre.
Escasa o nula interacción social, incluso con sus pares: No pueden o tienen muchas dificultades para jugar con otros niños, prefieren aislarse.
Otros síntomas asociados: Ansiedad, trastornos del sueño, alteraciones gastrointestinales, crisis de agresividad, discapacidad intelectual, susceptibilidad a las infecciones y enfermedades febriles, respuestas atípicas ante el dolor o una lesión, entre otras.
¿Cuáles son los distintos trastornos del espectro autista (TEA)?
- Autismo o Síndrome de Kanner: Es el que más se asocia al TEA y se caracteriza porque la persona que sufre este trastorno "vive en su propio mundo", tiene escasa interacción social y una limitada conexión emocional con los demás. Realizan conductas repetitivas y un cambio en su rutina los alterna considerablemente.
- Síndrome de Asperger: Dentro de los TEA es el más complicado de diagnosticar, pues suelen omitirse los síntomas debido a su inteligencia que se caracteriza por ser media-alta. Al igual que en el autismo, tienen grandes dificultades sociales y comunicacionales, se obsesionan con ciertos temas, tienen problemas psicomotrices y no entienden las ironías ni el doble sentido.
- Trastorno desintegrador infantil o Síndrome de Heller: Los síntomas suelen aparecer a los dos años, sin embargo, el diagnóstico generalmente es tardío, en torno a los 10 años. A diferencia de los otros tipos de autismo, este tiene un carácter regresivo y repentino, por lo que la misma persona puede darse cuenta de los síntomas.
- Trastorno generalizado del desarrollo no específico: Se utiliza para diagnosticar a las personas que tienen síntomas demasiado heterogéneos y no encajan al 100 por ciento con los tres tipos anteriores.
¿Cuáles son las consecuencias del autismo?
- Problemas sociales incluso para relacionarse con otros niños
- Aislamiento frecuente
- Angustia sin razón
- Poca o demasiada actividad física
- Problemas de aprendizaje
- Dificultades para ir a la escuela
- Dificultades en la comunicación
- Conductas temerarias, ya que no muestran temor por los riesgos
- Insensibilidad frente al dolor, incluso el propio
- Escaso contacto con el mundo real
- Enfermedades de diversos tipos
¿Cómo ayudar a una persona que sufre autismo?
Es esencial que ante pequeños indicios que se manifiesten y que nos hagan sospechar que un niño tiene autismo, acudamos al médico para obtener un diagnóstico clínico. En caso de confirmarse el trastorno, se debe iniciar cuanto antes una terapia psicológica que permitirá mejorar la calidad de vida del paciente.
Si bien el autismo no tiene cura, las intervenciones conductuales educativas, emocionales y psíquicas ayudan a paliar los síntomas, a que el paciente desarrolle la empatía y adquiera herramientas que le permitan comunicarse y/o expresar lo que siente.
En cuanto a las personas que rodean al paciente, éstas también deberán someterse a una terapia pero para que el psicólogo les enseñe cómo interactuar con personas que sufren de este trastorno.
A priori, es importante que la persona sepa que una comunicación y/o relación con un autista requiere de mucha paciencia, amor, dedicación y compromiso.
¿Quién te puede ayudar?
El acompañamiento psicológico es primordial en los pacientes con autismo, por lo que se debe consultar con un psicólogo en cuanto se confirme el diagnóstico. Este tratamiento no curará el trastorno, pero sí permitirá mejorar la calidad de vida de la persona.
El entorno del autista también muchas veces sufren de frustración o depresión al no saber comunicarse con el niño, por lo que la terapia también se debe extender al entorno familiar.
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