​Lucha contra esa ansiedad y vuélvete fuerte

¿Has intentado casi de todo para luchar contra la ansiedad y aún así sigue viniendo? Es difícil, lo sabemos, pero siempre hay consejos que la ciencia puede dar para casi todo, incluyendo este mal.

La ansiedad se puede presentar con síntomas como miedo, sensación de cansancio, una dificultad para concentrarse en el trabajo o los estudios, dificultad o extrema facilidad para conciliar el sueño y hasta irritabilidad.

En situaciones donde toca interactuar con los demás, la ansiedad se puede manifiestar con dificultades para entablar conversaciones con otros, e incluso puedes llegar a sentir que estás siendo constantemente juzgado y eso te incomoda. Si es más grave, aparece tartamudeo, sudor excesivo, malestar estomacal o te pones rojo, haciendo aún más notoria tu condición.

La ansiedad puede aparecer de repente como un ataque o crisis de pánico cuando sus alcances hacen que sientas que estás a punto de morir, volverte loco o perder el control de una determinada situación. También puede estar presente de manera constante, como un trastorno generalizado de ansiedad, cuando una difusa pero penetrante sensación de preocupación te consume, haciendo que mires pavorosamente al futuro.

Casi todas las personas sufren algún grado de ansiedad en algún momento de su vida. Pero si ésta comienza a interferir con tu vida, sueño o habilidades sociales, productivas o académicas, puedes estar padeciendo un trastorno de ansiedad, y si éste no es oportunamente tratado, puede llevarte fácilmente a una depresión.

¿Cómo puede ayudar la ciencia?

La forma como tomas o manejas las cosas en la vida tiene un impacto directo en el nivel de ansiedad que puedas sentir. Si haces ajustes a ello, puedes bajar tus niveles de ansiedad.

Para ayudarte, te dejamos una serie de habilidades para lidiar con los problemas de ansiedad, según un estudio hecho por la doctora Olivia Remes en la Universidad de Cambridge:

• Mejor hacerlo a medias que no hacerlo: Sí, puede parecer extraño, pero sirve para combatir la ansiedad ya que si te "lanzas a la piscina" (nuevo proyecto, reto, actividad o actitud) es mejor no darle excesivas vueltas con el fin de acelerar el proceso de toma de de decisiones. Siempre es bueno tener un criterio mínimo, pero en otras ocasiones la acción (ocuparse) es mucho más poderosa y liberadora que la idea eterna (preocuparse). Además, cuando quieres hacer algo "perfectamente" o quieres esperar "el momento perfecto", puedes caer en la procrastinación, largas demoras o incluso limitar nuestra iniciativa... hasta el punto de generar ansiedad.
• Perdónate: Si eres de esas personas que viven en constante autocrítica, deja de hacerlo. Simplemente date cuenta de que tienes esta actitud, y cuando sientas que lo vas a hacer redirige tu concentración y energías hacia alguna tarea concreta y particular.
• "Retrasa tu preocupación": Si sientes que debes preocuparte por algo, distráete en algo más. Reserva solo 10 minutos al día para preocuparte por las cosas que crees que salieron mal. Descubrirás que, luego de ese tiempo de espera, no percibes la situación que gatilló la ansiedad inicial como tan compleja y problemática, mientras que tus pensamientos ansiosos decaen bastante si no los alimentas con el gasto excesivo de tu energía.
• Búscate un propósito en la vida ayudando a otros: Es simple, si haces algo por alguien más te sacarás de la cabeza a ti mismo como foco principal. Esto ayuda a anular nuestra ansiedad o preocupaciones y las apunta hacia el prójimo, haciendo todo más simple (y solidario).

Respecto a este último punto, estar conectado con los demás es un gran aliado para la salud mental, según el neurólogo Viktor Frankl, quien señala que "para la gente que siente que no hay motivos para vivir, ni nada que esperar de la vida… la cosa es que esa gente se dé cuenta que la vida aún espera algo de ellos".

Asimismo, ayudar a los demás te hará las cosas más fáciles cuando tengas que enfrentar dificultades, pues con ello sabrás el porqué de tu existencia, dándole valor a tus acciones y esfuerzos.

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