​Cuando un amor se termina

El dolor en el pecho, la incertidumbre, la nostalgia y añoranza de que las cosas sean como antes persiste por un período cuando todo ha acabado, pues duele aceptar la realidad, te rehúsas a continuar sin esa persona, piensas una y otra vez en los bellos recuerdos para aferrarte a la posibilidad de no perderlo(a). ¿Quién en medio del dolor no ha deseado eliminar todo sentimiento?

Así como un computador ser capaces de resetearnos, tal como en la película Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Quisiéramos poder desaparecer todo indicio de daño, sin embargo una pérdida, una separación duele y es normal y de hecho es necesario este proceso de pensar, reflexionar sobre lo entregado y recibido, sobre aquellos errores y aciertos, ver aquella historia con su luz y oscuridad y ser capaces finamente de abrir nuestros ojos y sacar una gran experiencia de esto, pues así en nuestra próxima relación estaremos más fortalecidos y podremos ser capaces de escoger desde la realidad, con el corazón sano, no desde nuestras carencias, temores, dependencias o frustraciones.

Debemos entender que para que un malestar se supere no podemos negar que exista, necesitamos admitirlo para poder cambiarlo. El que yo haya tenido una mala experiencia amorosa no va a hacer que esa persona desaparezca del planeta, tendré que asumir que ha formado parte de mi vida, que no hemos podido funcionar como pareja y que debemos seguir adelante sin cerrarnos a un nuevo amor. Esta asimilación del proceso será lo que con el paso de los meses te ayude a superar el dolor y estar dispuesto(a) a volver comenzar.

Quizás no tenemos una máquina que borra nuestros recuerdos o nuestras emociones, sin embargo algunos buscan la manera de bloquearlas, de hacer como si no existieran ya sea a través del alcohol, drogas, sexo, salir sin parar, saltando rápidamente a otra relación para evadir los sentimientos de tristeza, rabia o frustración generados, pero para realmente fortalecerse, para lograr sanidad debe haber un espacio para encontrarse a uno mismo, para pensar en lo bueno y malo de esa relación, las razones de ese término considerando ambas responsabilidades, un espacio para sacar afuera esos reales sentimientos y darle un nuevo sentido a esa experiencia dolorosa, transformándote con ella en alguien mucho mejor, más consciente de sí mismo(a) y de lo que te llevó a este presente.

Deja fluir cada sentimiento, date permiso para ser tú, para expresar aquella tristeza, desilusión y frustración, mientras sale de ti se aminora el dolor, el cansancio y tu mente y alma descansará como lo necesita. Comienza hoy este proceso de sanación, rodéate del amor de tu familia y amigos, redirige tu foco a tu bienestar, dedícate a cuidarte física y psicológicamente, concéntrate en vivir cada momento, incluyendo los de pena y rabia, porque son necesarios, pero no te quedes eternamente ahí, llora lo que necesites, pero seca las lágrimas, vuelve a pararte y sal a ser feliz, porque esa tarea sólo depende de ti y de nadie más.

Responsabilízate de tu vida y tus decisiones, es mejor siempre tener el papel protagonista en tu historia, así tienes control de cada cosa que ocurra en ella y por tanto tienes la posibilidad siempre de mejorarlo. Comienza la recuperación ya y si te faltan herramientas, te sientes perdido o necesitas apoyo en este proceso, busca ayuda profesional.

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