¿Las parejas que discuten son más felices?
Otros dicen que la existencia de discusiones hasta puede hacer más longevo el vínculo afectivo.
Como habrás imaginado, esta pregunta tiene pillería: la lógica indica que no es posible ser más felices a base de enfrentamientos verbales y, por otro lado, la experiencia nos dice que no existen parejas que no tengan sus diferencias, por mínimas que éstas sean. Entonces más vale aclarar bien el asunto, punto por punto:
Generalmente pensamos que una discusión es sinónimo de un hecho negativo, de una "mancha" en el día o en la semana, de un problema en la relación. ¿Por qué? Porque lo típico es asociar los momentos previos y posteriores a una discusión con sentimientos de rabia, frustración, irritación o falta de entendimiento.
Sin embargo, existen múltiples discusiones que pueden (y/o deberían) ser productivas, enriquecedoras y fortalecedoras de nuestras relaciones interpersonales. La clave, según un nuevo estudio científico, es conocer y aplicar ciertas técnicas y métodos antes, durante y después de toda discusión.
La importancia del entendimiento
Según Serena Chen, profesora de Psicología en la Universidad de California en Berkeley, sentirse comprendido –sin importar si está justificado con hechos contrastados—puede ser enormemente positivo para el bienestar general.
Este fenómeno se traduce en que no importa qué tipo de discusión estás teniendo con tu pareja, siempre que los dos conozcan y entiendan las motivaciones y necesidades del otro al plantear su punto de vista. Esto hará que la conversación sea mucho más productiva.
En otras palabras: pese a que puedes estar en desacuerdo con el punto de vista de tu pareja, es importante que escuches atentamente, con la intención de comprender sus intenciones y, quizás, rescatar al menos algunos aspectos de su argumentación para llegar a un entendimiento.
Saber estabilizar una situación compleja
En otro estudio, realizado por la misma universidad y el psicólogo del Instituto Gottman Robert Levenson, se analizó durante 14 años a 79 parejas casadas del oeste medio de Estados Unidos.
Uno de los rasgos identificados en las parejas que permanecieron juntas durante ese periodo fue el siguiente: cuando tenían una discusión, por la razón que fuera, se aseguraban de comunicar y hablar abiertamente sobre la discusión justo después de que ocurría.
El estudio descubrió que las parejas que esperaban y "reposaban" en las emociones de ira y molestia fueron más tendientes a separarse en algún momento: mientras más esperaban para hablar sobre el conflicto, más fuertes y complicadas se hacían las emociones negativas creadas en dicha discusión.
Escuchar y no desestimar al otro
Otro hallazgo interesante de esta última investigación fue un hábito presente en las parejas que se terminaron divorciando: en medio de las discusiones tendían a desestimar la opinión de sus parejas o a decirles que estaban equivocados o que carecían de lógica.
Por el contrario, las parejas que siguieron juntas no opinaban mientras sus parejas estaban tratando de explicar su punto de vista. Además, admitían cuando estaban equivocados y reconocían cuando el otro podía tener la razón.
Oxitocina, la hormona del amor en acción
Como punto aparte se encuentra un estudio publicado en mayo pasado por la Norwegian University of Science and Technology, el cual reveló que cuando un integrante de la pareja nota que el otro está menos interesado en él, el cerebro del primero libera más oxitocina, hormona que podría ayudarle a arreglar la relación.
El investigador Aarseth Kristoffersen explica:
"Existen dos grandes teorías. Algunos científicos creen que la oxitocina es liberada primordialmente para mejorar la relación y fortalecerla cuando estás con alguien a quien amas".
Pero también existe otro grupo de académicos que consideran que los niveles de esta hormona aumentan sobre todo cuando nos encontramos en dificultad o incluso en situaciones amenazantes. En aquellos casos, la hormona nos ayuda a buscar nuevas relaciones sociales.
Entonces, ¿las discusiones son buenas o malas?
La clave de todos estos hallazgos es que las discusiones no tienen por qué ser un elemento negativo en un matrimonio o en una relación de pareja. De hecho, cuando estas técnicas son aplicadas, es posible transformar las discusiones en una oportunidad para mejorar y crecer como pareja, lo que a su vez puede hacer más felices y prósperos a sus integrantes.
Por lo tanto, frente a la pregunta que titula este artículo: ¿somos o no más felices cuando discutimos con nuestra pareja? Sí, pero solo si logramos entender las diferencias como una instancia de fortalecimiento y entendimiento.
Ya, lo sabemos: no es fácil escuchar al otro cuando sientes que tienes 100% la razón y la otra persona está 100% equivocada, pero lo interesante es que esa comprensión del otro y de las discusiones se puede ir aprendiendo con el tiempo y con la ayuda de la pareja. Piénsalo como un pequeño trabajo adicional para fortalecer el vínculo con la persona que amas.
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